martes, 30 de junio de 2009

"Los secretos del poder" (State of play) de Kevin Macdonald

Cada tanto, Hollywood nos manda algún film de suspenso que, sin ser algo excelso o fuera de lo común, destaca sobre la media de productos de su género. Ese es el caso de "Los secretos del poder", basada en una miniserie televisiva británica de la BBC, que narra las andanzas de dos periodistas, Cal McAffrey (Russell Crowe) y Della Frye (Rachel McAdams), en este caso investigando una serie de muertes aparentemente inconexas que terminan formando parte de una conspiración política que involucra a un jóven senador (Ben Affleck) , una relación adúltera y algunos temas de actualidad tales como los límites a la injerencia del Estado en la vida de los ciudadanos y la famosa "guerra contra el terrorismo" de la administración Bush, que a estas alturas no sabemos donde ni cuando va a terminar.

Evidentemente, la corrupción política es el eje sobre el que gira toda la trama, que es bastante bien llevada por Kevin Macdonald durante las casi dos horas y pico que dura, que sabe mantener bien la atención del espectador merced a una serie de revelaciones inesperadas y a unas vueltas de tuerca ejecutadas de forma precisa y en los momentos justos para producir impacto. Ayuda bastante a todo esto el que el guión esté firmado por Tony Gilroy, director y guionista especializado en el tema de las conspiraciones gubernamentales -no en vano también firmó los guiones de la trilogía de espías sobre Jason Bourne- y al que hace poco tiempo le vimos la floja "Duplicity", también escrita y dirigida por él.

La actuación de Russell Crowe destaca bastante sobre la del resto del elenco, volviendo a demostrar su enorme versatilidad a la hora de interpretar papeles de todo tipo. Su compañera de reparto, Rachel McAdams, no le va en zaga y compone un papel que, sin brillar, está a la altura. En cuanto a Ben Affleck, bueno, siempre he dicho que no me parece tan mal actor como muchos sugieren y que suele ser bastante infravalorado cuando le tocan papeles de corte dramático como en este caso. Lo cierto es que aquí no está ni mejor ni peor que en otras interpretaciones similares de su carrera, pero sin dudas que, junto con cierto apresuramiento innecesario en los minutos finales de película, su labor está entre lo más flojo de la misma.

Como dije al comienzo, "Los secretos del poder" no es una película que marque algo fuera de lo común en su género, pero es un producto de suspenso súmamente competente, bien llevado y actuado, cuyas dos horas y pico de duración bien merecen ser vistas.

Puntaje: 6/10

martes, 23 de junio de 2009

"88 Minutos" de Jon Avnet

Confirmado. Al Pacino está decidido a tirar abajo toda su carrera actoral a ladrillazos. Es eso o que se dió cuenta que los años pasan y hay que hacer los mangos antes de retirarse, aunque eso signifique meterse en cualquier rebusque cinematográfico que se le cruce.


Solo así se explica su participación en "88 minutos", un thriller policial al uso, al que aprovecha como vehículo de lucimiento para su acostumbrada sobreactuación. No creo que Pacino sea un mal actor, tampoco creo que sea uno de los mejores, pero la verdad es que no viene ligando muy bien con los papeles y películas que elije últimamente.
En este caso Pacino representa a Jake Gramme, un piscólogo forense cuya investigación y testimonio fueron capitales para condenar a muerte a un despiadado asesino en serie. Pero toda su credibilidad parece derrumbarse cuando alguien comienza a imitar el modus operandi del asesino, lo que genera dudas sobre la culpabilidad del hombre que está a punto de ser ejecutado. Al mismo tiempo Gramme comienza a recibir llamados amenazadores que le advierten que morirá en 88 minutos. Una serie de atentados contra su vida parecen confirmarle que las amenazas son reales. En esos 88 minutos, deberá descubrir la identidad del asesino y averiguar si el hombre que ayudó a condenar a muerte es inocente o no.

Una premisa argumental que suena interesante de primeras, pero que en su ejecución y desarrollo pierde fuerza debido sobre todo a la enorme cantidad de vueltas y trampas, muchas de ellas sin sentido o metidas con calzador, que abusan bastante de la capacidad de credulidad del espectador para aceptarlas, pero que el argumento intenta usar como herramientas para confundir e impedir adivinar el tan rebuscado como previsible final que termina ofreciendo.

Datos surgidos de la nada -el recuerdo de la muerte de la hermana de Gramme, por ejemplo- aparecen espontáneamente en medio del relato de forma sospechosamente conveniente intentando justificar una cantidad de giros del guión que no terminan de convencer jamás.
El director Jon Avnet, un veterano detrás de cámaras que se ha forjado una carrera en base a dirigir productos similares, tales como "Justicia roja" (1997) u otros con tintes mas bien dramáticos como "The War" (1994), aquí oficia también como productor y co-guionista. No es un director que se haya destacado particularmente en ningún género, pero sin dudas que la mayoría de sus trabajos anteriores -incluídos los dos ya mencionados- resultan bastante superiores.

En fin, que "88 minutos" es un producto que no ofrece nada nuevo, que más bien se queda en el debe en muchos aspectos y cuyo visionado queda casi exclusivamente reservado a aquellos que disfruten de ver a un Pacino sobreactuado como nunca.

Puntaje: 3/10

miércoles, 10 de junio de 2009

Inminente remake de "V: Invasión Extraterrestre"

La cadena estadounidense ABC en asociación con los estudios Warner, han dado a conocer los trailers de la nueva versión de la mítica serie ochentera que están preparando. Finalmente, todos los rumores sobre una serie o película-secuela de la original, con sus protagonistas originales, han quedado por el camino y se optó por seguir la moda de rehacer todo lo que, muchas veces, no necesita tanto ser rehecho.

Vistos los trailers promocionales, la verdad es que todo tiene un tufillo "Independence Day" que asola. Evidentemente, el nivel técnico de esta nueva serie, por meras cuestiones cronológicas, será bastante superior al del original pero habrá que ver que tan bien recibidos son los cambios argumentales y los nuevos personajes. El diseño general de la original ha aguantado bastante bien el paso del tiempo. Vista hoy día, no desentona tanto con otras cosas que se ven en televisión, y de hecho, supera a muchas más "modernas".

Aparentemente toda la iconografía pseudo-nazi y el mensaje anti-fascistoide que le imprimió Kenneth Johnson a su miniserie original en esta remake estarían ausentes. Johnson, veterano guionista y director televisivo , tampoco participará de la nueva serie. Como dato extra, conviene recordar que debido a diferencias de varias índoles con los directivos de la Warner de aquella época, Johnson aceptó ser solo productor ejecutivo en la segunda miniserie de 1984, "V: La batalla final" y decidió no participar de la serie regular de 19 episodios que le siguió.
Desde hacía más de una década, Johnson había insistido a la Warner en realizar una secuela cinematográfica con todos los personajes originales de la primera miniserie, hasta que en el año 2006 escribió el guión definitivo para un largometraje secuela titulado "V: La segunda generación".

Vaya uno a saber donde quedó ese guión ahora o que será lo que piensa Johnson sobre esta decisión de hacer a nuevo toda su idea.
Lo cierto es que aquellos que hubiésemos preferido una secuela directa de la mítica miniserie, con todos sus personajes -un poco más arrugados y canosos, da igual- nos tendremos que guardar las ganas. Al menos, por ahora.

martes, 9 de junio de 2009

"El cuarto del Miedo" (Breathing Room) de John Suits y Gabriel Cowan

Desde que a comienzos de ésta década el sorpresivo éxito de "El juego del miedo" (Saw) irrumpió en el panorama del cine de suspenso convirtiendose en el modelo a seguir por muchas producciones del género, nos hemos visto invadidos por una enorme cantidad de películas que intentan imitar su éxito, algunas tratando de hacer exactamente lo mismo y otras yendo un poco más allá. De todas formas, y en la mayoría de los casos, los resultados de esos clones han sido desde dispares a totalmente nefastos. "El cuarto del Miedo" -título al español engañoso que busca acurrucarse en el éxito de la ya citada "El juego del miedo"- viene a ubicarse de lleno en la última opción.

La historia nos muestra a un grupo de desconocidos metidos en una especie de enorme galpón sin ventanas y con una sola puerta de salida. Ninguno recuerda como llegó alli, todos son vigilados por camaras de video y se les ha colocado en sus cuellos una especie de collar que puede matarlos si intentan escapar. Al poco de empezar y tras unos diálogos sin interés ni gracia que dejan patente la enorme sobreactuación de la mayoría de sus actores, comienzan las muertes, que no tienen nada de espectacular ni tampoco mucho sentido, evitando a prepo dar cualquier explicación hasta el final de la hora y media que dura este suplicio.

Los directores John Suits y Gabriel Cowan, que a modo de hombres orquesta tambien se hacen cargo del guión, la fotografía, la producción y la edición, optaron por filmar todo cámara en mano, un recurso que en manos de artesanos experientes puede darle a una película cierto ritmo dramático a todo el contexto, pero que en manos de ellos es más bien una batidora que produce más mareos que otra cosa.

La originalidad de la trama es inexistente -no solo bebe de fuentes tales como la ya mencionada saga "Saw", sino tambien de "El Cubo" (Cube, 1997), de sus secuelas y de unas cuantas películas más- y el manejo de la historia resulta tan pobre y mal llevado que su atractivo y su capacidad de generar suspenso son casi nulos. De más está decir que la explicación final a todo el asunto huele a algo tan improvisadamente rebuscado y tonto que no impacta ni convence en absoluto.

Un producto que expele amateurismo por todos lados, pero que no le sirve de excusa para los paupérrimos resultados que ofrece. Para ver y olvidar rápido. Y más para lo segundo que para lo primero.

Puntaje: 2/10

domingo, 7 de junio de 2009

"Terminator: La Salvación" de McG

En 1984 un desconocido director llamado James Cameron estrenó una película de bajo presupuesto que, contra todo pronóstico, se convirtió en uno de los éxitos taquilleros más grandes de la década: su título era "Terminator". En ella, un cyborg enviado desde el futuro por una super-computadora llamada Skynet, llegaba a nuestro presente con la intención de buscar y matar a la madre de John Connor, el hombre que liderará en el futuro a los humanos en guerra contra las máquinas que planean exterminarnos.
Con el correr del tiempo, la popularidad de la película la convirtió en un ícono del cine popular y fantástico, lo que llevó a Cameron a dirigir una secuela de argumento similar varios años después, "T2: Juicio Final", con mucho más presupuesto y mejores efectos especiales, que superó por mucho el éxito de la primera entrega y marcó en forma definitiva el futuro del cine de género.

En ambas películas, se nos presentaba de a ratos y en forma de flashbacks oníricos, el futuro post-apocaliptico donde los humanos sobrevivientes a un holocausto nuclear deben pelear contra el ejército de máquinas controladas por el sistema de computadoras Skynet. Desde entonces, mucho se especuló con realizar un film que desarrollara mejor la visión de ese futuro oscuro, del cual provienen los terminators del título de la saga con su misión de exterminarnos.


Luego de varios años la especulación terminó y en mi opinión personal, puedo decir que la espera valió la pena. El film de McG resulta ser una visión bastante acertada y fiel, quizás un poco más luminosa y menos dominada por las tonalidades negriazules de los flashbacks de Cameron, pero igualmente muy parecida a la que todos imaginamos tras ver las primeras entregas de la ahora tetralogía.
Estaba claro desde el vamos que si se pretendía continuar con la saga, la misma no podía volver a ser una persecución de los personajes de siempre en el presente -idea que la tercera entrega del 2003, "Rebelión de las Máquinas" , junto con la cancelada serie "Las crónicas de Sarah Connor" terminaron por llevar a su agotamiento- por lo que el único camino posible era apuntar hacia el futuro, expandiendo el universo visto en los ya mencionados flashbacks de las películas anteriores.
En "Terminator: La Salvación" el protagonismo está repartido entre dos personajes: John Connor, líder de los humanos en guerra contras las máquinas robotizadas, interpretado por un acertadísimo Christian Bale, y otro personaje ajeno al resto de la saga llamado Marcus Wright, interpretado muy bien por Sam Worthington, quien guarda un secreto cuya incidencia será decisiva en el desenlace de la trama.

La historia en si misma funciona como un motor para mostrar escenas de acción y batallas espectacularmente filmadas, con una correctísima aplicación de los efectos digitales casi desde el primer minuto de metraje, ambos campos en los que el director es un especialista consumado.

Lo curioso es que, irónicamente, ese acierto es para mi su punto más flojo; McG se tomó demasiado tiempo en el desarrollo de la acción, que es casi constante y adrenalínica, pero al costo de olvidar casi por completo darle un perfil de mayor interés a los personajes, que no emocionan ni resultan tan competentes de cara al público como los de las películas que dirigió Cameron. Así, escenas como la relación de Connor con su esposa o su encuentro con un muy jóven Kyle Reese -quien por paradojas del viaje en el tiempo será su progenitor en el pasado- no tienen la emotividad necesaria ni pegan en el espectador con la fuerza con la que deberían hacerlo. Quizás sea por ello que el guión, cada vez que puede, hace alguna referencia-homenaje a las películas anteriores no faltando las recordadas "Ven conmigo si quieres vivir" o "Volveré!", más alguna secuencia sorpresa cerca del final, que apelan a la memoria emocional de los espectadores mas fieles a la saga.

Más allá de todo, y con sus pros y sus contras, "Terminator: La Salvación" resulta un producto fílmico absolutamente aceptable y respetuoso con sus raíces, que si bien no llega a alcanzar las cotas de emotividad de las dos primeras entregas -cosa que uno intuye a estas alturas, imposible- es altísimamente probable que deje satisfechos a la mayoría del público, tanto al seguidor como aquel que solo busca pasar un buen rato frente a una pantalla.

Puntaje: 7/10

jueves, 4 de junio de 2009

Falleció el "Pequeño Saltamontes": Se nos fue David Carradine.

David Carradine, actor que se consagró en los 70 por su interpretación de Kwai Chang Caine en la serie televisiva "Kung Fu" -papel que originalmente iba a ser interpretado por el mítico Bruce Lee- fue encontrado muerto en un hotel de la ciudad de Bangkok, Thailandia, país en el que estaba rodando una película. Las causas de su muerte aún son confusas y van desde el suicidio por ahorcamiento a la muerte natural.

Carradine volvió a la fama hace unos años de la mano de Quentin Tarantino, al interpretar al despiadado asesino Bill en sus "Kill Bill 1 y 2". Sin embargo, su filmografía contaba ya con casi doscientas películas, la mayoría de ellas de clase B y Z rodadas casi todas entre las décadas del 70 y 80. Quizás dos de las mas recordadas de esa época sean "Carrera de la muerte: Año 2000" de 1975 junto a un desconocido Sylvester Stallone y "McQuade: Lobo solitario" de 1983 en la que se enfrentó como villano ni más ni menos que a Chuck Norris.
A pesar de que su imagen se asoció siempre con el kung-fu y las artes marciales, lo cierto es que no sabía nada de ellas. Su interés por el tema comenzó recién después de interpretar su papel de chino-americano en la serie "Kung Fu" tiempo en el que comenzó a practicarlas y a explotarlas para forjar una imagen de "especialista" en el tema que supo vender bastante bien a lo largo de los años, interpretando numerosos papeles relacionados con las artes marciales.
Al momento de su muerte contaba con 72 años de edad y casi 55 de carrera actoral.

Leviathan (1989) de George P. Cosmatos

Hacia fines de la década de los 80, el cine fantástico hollywoodense funcionaba casi exclusivamente en base a la aplicación de ideas tomadas de películas de género que resultaron taquilleras a lo largo de los 10 años anteriores. Así surgieron docenas de clónicos de clásicos como "Terminator", "Robocop" o "Alien" entre tantos otros, la mayoría de ellos de bajísimo presupuesto y dudosa calidad general.

"Leviathan" viene a colocarse en la cima del montón de lo más rescatable dentro del grupo de clónicos ochenteros, lo que tampoco significa que su calidad intrínseca sea demasiado alta.
Su base argumental no podría ser mas remanida; los integrantes de una instalación minera submarina descubren un navío soviético hundido, tras lo cual deberán enfrentar a una forma de vida mutante monstruosa que anidaba en su interior y que se introduce en sus instalaciones matándolos uno por uno.

La falta de originalidad del producto se ve acentuada por la aparente incapacidad -o falta de interés, vaya uno a saber- tanto del director George P. Cosmatos, un impersonal especialista en cintas de acción, como de los guionistas en intentar disimular mínimamente las evidentes fuentes en la cuales se inspira o, mejor dicho, a las cuales plagia de forma casi indiscriminada. Así, y sin mucho esfuerzo, el espectador puede hacer una fácil sumatoria de elementos ya vistos en cantidad de otras producciones similares; los corredores oscuros y los lanzallamas de "Alien", la atmósfera opresiva y claustrofóbica de "El Secreto del Abismo" y la amenaza sobrenatural multiforme de "La Cosa", entre unas cuantas más.

Un detalle a destacar también es la composición del reparto, repleto de caras conocidas, al menos en ese momento, que incluyen a un Peter Weller post-Robocop en un protagónico que no le aportó nada a su carrera, una preciosa Amanda Pays, actriz que jamás pudo remontar una carrera fuera de los papeles secundarios, un Hector Elizondo totalmente perdido y desperdiciado y un insoportable Daniel Stern interpretando a un obseso por el sexo que viene a ser el personaje "gracioso" del grupo pero que termina resultando pesado y baboso. Afortunadamente, está entre los primeros en morir.
Por otra parte, el trabajo del desaparecido especialista en efectos visuales, Stan Wiston, resulta bastante pobre comparado con otros de su propia carrera. Su amenazante criatura asesina jamás se deja ver completa y casi siempre aparece y ataca oculta entre las penumbras, como intentando tapar las carencias de diseño propias de un presupuesto ajustado.

Como punto a su favor se puede destacar la lograda estética general, que presenta unos escenarios de alta tecnología bastante funcionales y muy logrados, algo poco común en producciones clase B de esa época más proclives a arreglar todo con unas cuantas mamparas cubiertas de lucecitas para simular tecnologías inexistentes.
Igual de destacable también es la banda sonora del genial Jerry Goldsmith, que sin ser lo mejor de su carrera, ayuda bastante a darle ritmo al asunto en los momentos más flojos de la trama.

Es una pena que "Leviathan" haya optado ir por el camino del plagio directo, sin ninguna variante que la diferencie demasiado ya no digamos de producciones de más presupuesto, sino también de clónicos similares, porque de haber tomado otro camino el resultado final hubiese sido algo mucho más digno que la mayoría de producciones serie B de esa misma época.

Puntaje: 4/10

martes, 2 de junio de 2009

Hannibal: El origen del mal (Hannibal rising, 2007) de Peter Webber

Es tan profunda la marca que dejó el siniestro doctor Hannibal Lecter interpretado maravillosamente por Anthony Hopkins en la igualmente maravillosa "El silencio de los inocentes" (1991) que casi 18 años después de su estreno y tras una secuela y una precuela de irregular calidad, Hollywood aún insiste con el personaje.
Lo malo de esta insistencia es que se suma a esta corriente ya bastante molesta y desgastada de querer seguir yendo lo más atrás posible en el tiempo, sumando precuelas a otras precuelas, intentando ahondar en misterios que, una vez revelados, lo único que logran es terminar por matar la imagen casi mítica del personaje en cuestión.
Eso es lo que sucede con "Hannibal: El origen del Mal", un producto que pretende introspeccionar en la infancia y adolescencia del oscuro doctor husmeando en los motivos que gestaron sus tendencias asesinas. La historia se desarrolla en la Europa de mitad de siglo 20, abarcando los períodos históricos de la Segunda Guerra hasta la Guerra Fría, épocas en las que Lecter pierde a toda su familia lo que lo llevará a desarrollar un sentimiento de soledad y variados complejos de culpa que terminarán por convertirlo en el personaje que ya todos conocemos.

El problema es que ni la historia ni su ritmo narrativo resultan lo suficientemente convincentes como para hacernos creer que toda la maldad y perversidad refinada que le vimos a Lecter en las primeras películas de la saga, sean resultado exclusivo de un grupo de complejos de la niñez mal resueltos, lo que convierte a la película en un débil examen de su patología asesina, incongruente en muchos aspectos con lo ya visto, que no ahonda demasiado en ningún detalle y que termina convirtiendo al personaje en los tramos finales del relato, en una especie de ángel vengador sangriento que solo busca justicia asesinando a aquellos que lo hicieron sufrir en su infancia.

La interpretación de Gaspard Ulliel encarnando al jóven Lecter resulta igual de inconvicente que la historia, no llegando en ningún momento a estar siquiera a medio nivel de la imponente actuación de Hopkins.
La dirección de Peter Webber es correcta, sobre todo en lo que se refiere al tratamiento de locaciones y a la atmósfera general, pero tanto trabajo estético resulta insuficiente para cubrir las enormes deficiencias de una historia que no llega a convencer jamás.

"Hannibal: El origen del Mal" es un producto de consumo y olvido rápido, que está muy, pero muy por debajo en calidad a cualquiera de sus antecesoras. Es una de esas películas que una vez visionadas hacen que el espectador se pregunte, ¿hacía falta?

Puntaje: 3/10