sábado, 28 de mayo de 2011

"Star 80" (1983) de Bob Fosse

"Star 80" fue el film despedida del talentoso Bob Fosse, quien dirigiera la mítica "All That Jazz" años antes. La crítica en su momento no trató nada bien su película, teniendole más consideración y respeto por ser el adiós de un talento reconocido que por sus valores cinematográficos en sí.
Sin embargo, el tiempo la ha revalorizado y aunque es probable que si mencionan el nombre de la película a alguien no muy ducho en el tema o el de la mujer en cuya vida se basa -la bella Dorothy Stratten- posiblemente se les quede mirando sin saber de qué rayos le hablan, "Star 80" en un film muy bien llevado y entretenido, más allá de que se conozcan o no los pormenores de la trágica historia real que nos cuenta.

Stratten -interpretada por una Mariel Hemingway prometedora en aquellos días- fue una chica Playboy que tuvo una relativa fama en los EE.UU. de comienzos de los años 80, fama que comenzó con fotos en la mítica revista para hombres pero que luego se extendió a la televisión gracias a apariciones estelares en series populares de la época como "
La isla de la Fantasia" o "Buck Rogers" y en algunos productos cinematográficos absolutamente menores como "Galaxina" (1980) que solo pretendían explotar la belleza de su fisonomía. Su carrera al estrellato duró poco: su novio, desequilibrado y victima de unos celos enfermizos -interpretado en el film de forma impresionante por un jovensísimo Eric Roberts que sería nominado al Globo de Oro por su trabajo- acabaría con aquel sueño de fama y fortuna de una forma trágica.

Saber el final de la historia no le quita absolutamente nada al film de Fosse -de hecho, es algo que prácticamente se sabe al poco rato comenzar- ya que la verdadera fuerza del relato está en sus interpretaciones -especialmente y con diferencia en la de Roberts- y en el trabajo de cámara y fotografía de su director.
Dudo que "
Star 80" alcance el aura mítica de "All that Jazz" o "Cabaret", los dos films más recordados de la carrera de Fosse, pero sin dudas que fue una despedida más que digna para un grande del cine.

Puntaje: 6/10

miércoles, 25 de mayo de 2011

"El color de la noche" (Color of night, 1994) de Richard Rush

Bill Capa (Bruce Willis) es un afamado psiquiatra que cae en una gran depresión tras presenciar el suicidio de uno de sus pacientes en su propio consultorio. Para intentar recuperarse, acepta la invitación de un viejo colega suyo a su casa en Los Ángeles. Una vez allí su colega le confiesa que sospecha que uno de sus pacientes está intentando asesinarlo, cosa que finalmente sucede. Bill comenzará a tratar a cada uno de los pacientes de su amigo intentando averiguar quien es el asesino y, al mismo tiempo, iniciará una intensa relación con Rose (Jane March) una misteriosa mujer con un pasado mucho mas turbulento del que aparenta.

Si hay un buen motivo por el cual recordar a un film como "
El color de la noche" es por el engañoso modo con el cual intentó ofrecerse al público previo a su estreno allá por el lejano año de 1994. Vendido desde su publicidad como un thriller erótico de alto voltaje en la línea de "Bajos instintos"(1992) lo cierto es que lo único que tenía de similar al film de Verhoeven eran sus aspiraciones de calidad, a las cuales jamás llega siquiera a asomarse.

La promesa de ver a un Bruce Willis en cueros íntimos, incluido un desnudo frontal, manteniendo fogosos escarceos sexuales con Jane March, generó unas expectativas que el desarrollo del film en ningún momento colma. 

Un guión con más agujeros que un queso Gruyere -los intentos de asesinato a Capa no tienen demasiado sentido y algunos, como el del estacionamiento, resultan exageradamente aparatosos-, una trama tramposa que casi nunca llega a sorprender -sobre todo el final, que si se es medianamente atento se adivina media hora antes- y todo un elenco de talentos totalmente desperdiciados -desde Leslie Ann Warren a Lance Henrikesen- conspiran bastante para que el proyecto, a pesar de tener unos prometedores minutos iniciales, se vaya desbarrancando durante sus larguísimas dos horas y pico de duración hasta su final.

Es probable que Bruce Willis pretendiera con este protagónico apartars
e un poco de los habituales papeles de policía heroico en los cuales estaba encasillado desde la exitosa "Duro de matar" (1988). Evidentemente no lo logró -menos de un año después estaría protagonizando la tercera entrega de "Die Hard" y media docena de películas similares- pero como ya contaba con una aceptación pública bastante fuerte, tampoco representó un fallo demasiado grande en su carrera.
Todo lo contrario le ocurrió a su contraparte femenina, la británica Jane March, una joven actriz en alza en su momento gracias a su papel de lolita fatal en "El amante" (1992) de Jean-Jacques Annaud, y cuya participación en este film la terminaría relegando casi exclusivamente a papeles muy similares en los años siguientes.

"El color de la noche" es un producto que promete en lo previo mucho más de lo que termina dando y con el que no es demasiado difícil sentirse aburrido y hasta decepcionado a la mitad del mismo. Su nivel de erotismo es pobre -las escenas de sexo entre Willis y March son más sugeridas que sugerentes y salvando secuencias como la de la piscina, ninguna vale realmente la pena- y si obviamos su parte inicial el resto de su trama deja bastante que desear.

Puntaje: 4/10

jueves, 19 de mayo de 2011

Rincón de videoclub: "Rabia" (Rabid, 1977) de David Cronenberg

A mediados de la década de 1980, el nombre de David Cronenberg como director especializado en el género terror comenzó a ser bastante popular gracias al éxito de "La mosca" (The fly, 1986) remake del clásico del mismo nombre de los años 50.
Pero lo cierto era que para ese entonces Cronenberg ya tenía una vasta filmografía de género que se remontaba a mediados de los años 70. "La mosca" fue su trabajo de mayor presupuesto hasta ese entonces
y su éxito en cines hizo que muchas editoras aprovecharan el buen tirón comercial del mismo redescubriendo algunos de sus primeros trabajos y lanzándolos al mercado del video hogareño. Uno de ellos fue "Rabia", producción de terror de bajo presupuesto filmada por Cronenberg en su Canadá natal en 1977.

En "Rabid" la desaparecida Marilyn Chambers -por aquel entonces una famosa actriz porno que entraba en el mundo del cine comercial con este título- interpretaba a la blonda Rose, una joven que tras sufrir junto con su novio (Frank Moore) un accidente de carretera es sometida a un nuevo tratamiento experimental que incluye el transplante de piel humana. Todo parece ir bien al comienzo, hasta que por algún motivo, dicho tratamiento comienza generar en ella una incontrolable sed
de sangre que la obliga a utilizar una especie de punzón orgánico debajo de su axila con el que aguijonea a sus víctimas, absorbiendo su sangre y transformándolas en criaturas asesinas capaces de transmitir el mal a otros con solo una mordida.

Cualquiera per
cibe que hay bastante de "La noche de los muertos vivientes" (1968) el clásico de terror zombie de George Romero en todo el asunto, una carga que Cronenberg parece que no estaba demasiado interesado en disimular en ningún momento más allá que el contenido sexual de algunos pasajes de su propuesta -la idea de que una mujer "penetre" a los hombres que pretenden intimar con ella convirtiéndose a sí misma en una especie de mal de transmisión sexual- intenta plantar cierta diferencia.

El problema es que si obviamos su componente sexual, "Rabia" no tiene mucho mayor interés que cualquier otra película de zombis o muertos vivientes que se hayan hecho antes o después. Muchos de sus problemas parten de su guión, que intenta abarcar demasiadas cosas en muy poco tiempo disparándose en cantidad de direcciones y proponiendo cantidad de ideas la mayoría de las cuales no siempre llegan a cuajar. Por ejemplo; en ningún momento queda claro por qué motivo un tratamiento que era básicamente estético produce esa sed de sangre, ni como fue capaz de generar ese aguijón debajo de la axila de la protagonista o si el mismo tiene algún tipo de control sobre su mente. Además, la sensación apocalíptica que debería generar la idea de un contagio masivo capaz de obligar a las autoridades a sitiar completamente una ciudad está muy mal desarrollada y deja la sensación de que todo se reduce a unas pocas situaciones de contagio aisladas.

Supongo que el exiguo presupuesto con el que contó Cronenberg debió tener mucho que ver con todas sus carencias, pero eso no lo exime de no haber pulido mejor muchas de sus ideas, empezando por no querer abarcar tanto en tan poco tiempo -toda el tema de contagio masivo perfectamente pudo haber sido sustituido por un relato sobre la destrucción de la vida de la protagonista tras haber adquirido el mal, por ejemplo-. Además, si la falta de medios fuera una excusa válida, no se explicaría como George Romero una década antes y con muchos menos recursos logró realizar un film similar pero mucho mas convincente.

El otro punto flaco es la elección de los protagónicos. Curiosamente, la primera opción para interpretar a Rose fue Sissy Spacek, actriz en esa época famosa gracias al éxito de otro film de terror; la adaptación de la novela de Stephen King "Carrie", dirigida por Brian De Palma. Sin embargo, los productores no estaban de acuerdo en contratar a una estadounidense para ese papel -supuestamente su "acento" netamente texano no haría creíble a su personaje- por lo que la elección final recayó en Chambers . Chambers era una mujer sensual por naturaleza propia y no hay dudas que desde ese aspecto era la elección ideal para el papel. Pero fuera de los momentos en los que debe seducir a sus víctimas para saciar su sed de sangre, su actuación desde lo dramático resulta realmente floja y nunca convence. Lo mismo se puede decir de su novio, interpretado de muy mala gana por Frank Moore, que parece en todo momento ajeno y poco interesado en todo lo que le sucede a su pareja hasta el momento del desenlace.

"Rabia" es un film muy irregular, al que hay que perdonarle demasiadas cosas para no dejarlo a la mitad de su visionado. Puede tener valor para aquellos interesados en conocer los primeros trabajos de su director dentro del género que le dio fama, pero es un producto intrascedente y completamente defasado aún para su época.

Puntaje: 4/10

jueves, 5 de mayo de 2011

"127 horas" (127 hours, 2010) de Danny Boyle

Aron Raslton, un joven apasionado por el montañismo y las excursiones solitarias a lugares recónditos, decide investigar los desolados parajes del desierto de Utah. Todo va bien hasta que en un mal movimiento cae en una zanja rocosa junto con una enorme roca que termina aprisionando su brazo derecho y que lo mantiene atrapado en ese lugar. Sin posibilidad de liberarse, Aron intenta sobrevivir a la espera de que alguien lo encuentre. Pero los días pasan, su agua y sus alimentos se acaban y ante la desesperación su mente comienza a jugarle trampas que lo irán llevando lentamente al borde de la locura.


Danny Boyle es un director que ha demostrando no tener problemas incursionando en géneros tan diferentes entre sí como el terror con la impactante "Exterminio " (28 days, 2003), con la ciencia ficción en la inmerecidamente denostada "Alerta solar" (Sunshine, 2007) o con el drama en la sobrevalorada "¿Quien quiere ser millonario?" (Slumdog millionaire, 2009).

No quiero decir que la variedad temática de su cine por sí sola convierta a Boyle en algo fuera de lo común, pero si uno ve todo -o al menos la mayoría- de lo que ha hecho, es fácil notar que es un artesano personalísimo en su forma de plantear historias. Y si "127 horas" es un producto que sobresale en comparación con otros dramas de supervivencia es en buena medida por el talento narrativo de Boyle tras la cámara. Solo así es concebible que un film donde James Franco -de muy buena faena- está solo durante casi el 90% de su metraje, sea llevadero y mantenga al público atento a lo que sucede más allá de que bastante de la historia -extraída del libro autobiográfico del propio Ralston, "Between a Rock and a Hard Place"- incluido su final, se sepa a priori.

Hay quienes acusan a la filmografía de Boyle de ser excesivamente videoclipera en su puesta en escena recayendo en una poesía visual -para muchos fallida- basada en el bombardeo de imágenes. Bueno, a quienes piensen eso del trabajo de Boyle y les moleste por ello les recomiendo no ver "127 horas", porque se encontrarán con ese mismo estilo por el que el director británico hace años ha apostado a la hora de narrar historias.

A mi modo de ver, en el caso de "127 horas" esa aplicación de estilo funciona de maravilla por el hecho de que todo el peso de su desarrollo recae en los hombros de un solo actor interpretando un personaje en una situación límite, que totalmente aislado y en la más completa soledad busca mantener desesperadamente la cordura recurriendo a sus recuerdos más íntimos y a su profunda imaginación en aras de sostener la esperanza.
Este tour de force de supervivencia tendrá su clímax de salida en la secuencia más comentada de la película debido a su truculencia -que a mi modo de ver tampoco es tanta- pero que la mala prensa ha hecho sopesar más a la hora de vender el film que el interés intrínseco por su trama.

Sin intenciones de caer en el tema estéril sobre los merecimientos o no a los premios a los cuales estuvo nominada, creo que el trabajo de Boyle es estupendo, mucho mejor que el de la sobrevalorada "Slumdog millonaire" film que sin ser malo, lo considero de lo más flojito de su carrera.

"127 horas" no es un film perfecto y posiblemente sea de los trabajos menos ambiciosos de su director. Aún así lo que narra está bien contado, su fotografía y su música son excelentes, y aunque de a ratos pueda divagarse un poco intentando trasladar la sensación de aislamiento de su protagonista al espectador de una forma que por momentos puede resultar pretensiosa, estamos ante un producto muy valorable y bien llevado por lo que me parece netamente recomendable.

Puntaje: 7/10