Es innegable que el mundo del videoclip tuvo un antes y un después de Michael Jackson.
Mientras que a comienzos de los años 80 la mayoría de los cantantes y grupos de habla inglesa promocionaban sus temas con videos de calidad casi hogareña, de dudosa imaginativa o hechos en base a imágenes tomadas de conciertos en vivo, Jackson se propuso revolucionar la industria del videoclip contando breves y bien guionadas historias que respaldaran sus canciones. Eso hizo que cada estreno de sus videos se convirtiera casi en un evento de masas, que agolpaba a millones frente a las pantallas de televisión el día y hora que se anunciaban.
Probablemente el más recordado de esos acontecimientos haya sido el arrollador éxito del tema "Thriller" en 1983, que llevó a la realización de uno de los videoclips más cinematográficos de la historia. Dirigido por John Landis -realizador popular en aquel entonces gracias al éxito de su estupenda "El hombre lobo americano en Londres" (1981)- y narrado ni más ni menos que por el inmortal Vincent Price, el video musical de "Thriller" sigue siendo un hito pionero que marcó a fuego el mundo del videoclip cambiándolo por completo.
Luego vendrían cosas como"Captain EO", corto producido por George Lucas y Francis Coppola para una atracción de Disneyland, y el no menos exitoso "Bad", que aunque inferiores en calidad y nivel de impacto a "Thriller" mantenían claramente el sello distintivo del cantante.
Luego vendrían cosas como"Captain EO", corto producido por George Lucas y Francis Coppola para una atracción de Disneyland, y el no menos exitoso "Bad", que aunque inferiores en calidad y nivel de impacto a "Thriller" mantenían claramente el sello distintivo del cantante.
Fue ese éxito en el mundillo de la realización de videos musicales lo que impulsó a Michael por esa misma época, a realizar una de las extravagancias cinematográficas más llamativas de los 80. El título de esa extravagancia fue "Moonwalker".
El mítico "Paso antigravedad" |
No falta en esa mezcla su descarga crítica hacia el poco pudor con el que los medios trataron su vida personal a lo largo de los años, presentándolo muchas veces como una especie de atracción circense en pos de vender noticias, algo que las imágenes que acompañan al segmento de la canción "Leave me alone" deja bastante en claro.
La media hora final de la película es el momento más emparentado con el cine tradicional y nos narra una miniaventura en la que el cantante debe salvar a un grupo de niños de una siniestra organización de narcotraficantes liderada por un tal Mr. Big -Joe Pesci luciéndose como villano- que planea convertir en adictos a todos los niños del planeta. Para detenerlo y salvar a sus amigos, la estrella de la música se transformará mágicamente en diversos artilugios -un auto supermoderno, un enorme robot, una nave espacial-. Es en este segmento donde toda la imaginería visual típica de las producciones videocliperas de Michael Jackson hace alarde, combinando efectos de animación asombrosos para su época -la conversión del cantante en una especie de robot "transformer" sigue siendo impresionante hoy día- con secuencias de acción real por montones, que terminan brindando un clímax que, a fuerza de espectacularidad, pretende quedar grabado en las retinas del espectador. La secuencia destinada a su tema "Smooth Criminal", incluida en este segmento y muy popular por su famoso paso antigravedad, es probablemente la más recordada por el público en general ya que se utilizaría luego de forma independiente para promocionar la canción.
No, no es un avión; es MICHAEL! |
Aunque debo admitir que disfruté verla en su momento, así como recientemente en su impecable edición en dvd, también debo admitir que no me atrevería a recomendarla a cualquiera. Como todo producto de culto, es algo relegado casi exclusivamente para los acérrimos fanáticos del malogrado ídolo de la canción. Serán ellos los que con mayor beneplácito asimilen y agradezcan el aluvión de imágenes y sonidos que durante casi hora y media el "Rey del Pop" proponía en él.
Puntuación: 7/10