Peter Hyams ha sido desde hace años uno de mis directores favoritos. No es James Cameron ni Scorsese, ni tiene la trascendencia y la popularidad de ellos y aunque su trabajo resulta bastante más impersonal hay que reconocer que es un artesano que se ha forjado una carrera bastante próspera en base a productos de géneros tan disímiles como el terror ("The Relic", 1997), el policial ("Presidio", 1988) o la ciencia ficción ("Capricornio Uno", 1978, "Timecop", 1994).
En 1983 dirigió "Verdugos de la Justicia", protagonizada por un joven Michael Douglas interpretando a Steven Hardin, un juez de la ciudad de Los Ángeles desencantado con su función de impartir justicia al ver como cada criminal que cae en su corte logra quedar en libertad por el mero hecho de explotar las fisuras del sistema judicial estadounidense. Fallo tras fallo, la fe en el sistema que debe defender se va desmoronando, hasta que es contactado por el juez Caulfield (Hal Holbrook) quien lo invita a formar parte de un tribunal secreto de justicia que funciona al margen de las leyes y cuyo accionar decide la muerte de los criminales que salen libres debido a las debilidades de ese sistema judicial que, se supone, jueces como él deben defender.
Aunque en un comienzo la película apunta a ser una especie de alegato sobre las aparentes fisuras del sistema de justicia del gran país del norte, el relato pronto toma tintes más cercanos a los del policial tradicional, terreno en el que Hyams siempre se ha sabido mover mucho mejor. Ello no le quita efectividad al conjunto que a pesar de la poca credibilidad de algunas de las variantes planteadas -sobre todo en las secuencias finales- termina siendo un pasatiempo sumamente entretenido y una reflexión más o menos seria sobre los peligros de la justicia por mano propia.
La interpretación de Douglas es aceptablemente buena y da bien con el tono del papel que debe representar. Junto a él un siempre impecable Hal Holbrook, un veterano actor al que los papeles de corrupto engañador siempre le vienen como anillo al dedo, y Yaphet Kotto en su enésima interpretación de policía cansado de su trabajo.
En resumen; cine policial entretenido, bien filmado y actuado, con una veta reflexiva sobre los conceptos de legalidad y justicia que podrá convencer o no dependiendo que tan seriamente se tome el espectador de turno algunas de sus alternativas menos creíbles.
Puntaje: 7/10
*: El título original en inglés, "The Star Chamber" (La Cámara Estrella), hace referencia a un sistema de tribunales británicos de los siglos XV al XVII que poseía poderes de resolución y sentencia extraordinarios y que solían juzgar delitos relacionados con la traición. Sus sentencias podían ir desde una simple multa hasta la pena capital.
la ví hace mucho tiempo y la estoy buscando porque deseo volver a verla. Justamente trata un tema de cierta actualidad en Argentina, porque al no haber
ResponderEliminarjusticia, al salir los delincuentes por diversas circunstancia en libertad , al no estar protegidos los ciudadanos comunes , existe la posibilidad de que mucha gente piense que la salida es hacer justicia por mano propia.
De lo mejor la película. No la he podido conseguir. Alguien sabe su se puede bajar?
ResponderEliminarDe lo mejor la película. No la he podido conseguir. Alguien sabe su se puede bajar?
ResponderEliminarExcelente pelicula. Seria bueno aplicarlo a la realidad y con muchos politicos especialmente. Ya q nunca van presos por lo que roban.
ResponderEliminarTengo 53 años y esta es una película que me marcó siendo aún muy joven al no poder concebir la falta de equilibrio en el sistema de la balanza de "LA JUSTCIA". la busco desde años. alguien sabe donde se la puede conseguir. a pesar de que tiene 30 años refleja la realidad que vivimos hoy en día excelente!!!!!!
ResponderEliminarHACE AÑOS VI ESTE FILM.
ResponderEliminarEN LA SAGA DE HARRY EL SUCIO SE DA UN CASO SIMILAR DE ESCUADRONES DE LA MUERTE QUE LIQUIDAN LO QUE LA JUSTICIA NO SE ANIMA A LIQUIDAR.
CUANTA FALTA NOS HACE ESTO EN ARGENTINA - HASTA QUE NO RUEDEN CENTENARES DE MILES DE CABEZAS NO HABRA SOLUCION ALGUNA.
GUILLERMO