Drama humano de enorme fuerza y actualidad, que prometía una impresionante película de antemano. Lamentablemente "El color del crimen" no alcanza ni la fuerza ni el impacto emocional que el hecho real transmite. Su desarrollo peca de una lentitud cansina que intenta derivarse e ir en demasiadas direcciones con su fracturada narración, que reposa demasiado en el peso de sus intérpretes -sobre todo en Samuel L. Jackson- pero cuyo resultado final termina decepcionando por donde se le mire. La dramática actuación de Julianne Moore, si bien resulta efectiva en los primeros minutos, termina alcanzando niveles de histerismo tales que, aunque comprensibles quizás en el personaje real al cual interpreta, en la película resultan demasiado excesivos y poco convincentes.
El guión de Richard Price, autor del libro que describe los hechos originales, no ayuda para nada tampoco, pero quien quizás tenga la máxima responsabilidad del fracaso es su director, Joe Roth, quien filma secuencia tras secuencia sin ninguna fuerza y de forma absolutamente impersonal, siendo incapaz de imaginarse en esas situaciones a él mismo o a sus propios protagonistas. La falta de fluidez y la suma de una cantidad de escenas que parecen más accesorias que otra cosa -sobre todo las del final, que además llega demasiado demorado- hacen que en poco rato el espectador pierda el interés en lo que está sucediendo.
Una película que, a priori, planteaba una interesante combinación de thriller con denuncia social, pero que por todo lo ya expuesto termina quedándose en el debe en cualquiera de los dos géneros.
Puntaje: 4/10
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