Si debo ser sincero con ustedes estimados cinéfilos, lo pensé dos veces antes gastar bytes de mi blog y minutos de mi tiempo de vida escribiendo sobre esta... película, una denominación que le queda exageradamente grande. En realidad, me sucede lo mismo cada vez que me topo con un producto de calidad tan paupérrima.
Sucede que "Un desastre de película" es casi sin lugar a dudas, la peor parodia de la década del 2000 -y probablemente de la anterior también- y ubica a sus realizadores, Jason Friedberg y Aaron Seltzer, en el podio de los peores directores-guionistas de la historia, muy cerquita del patético Uwe Boll, lo cual hace que todo en conjunto sea casi un verdadero hito.
Hace no muchos años, Friedberg y Seltzer se atrevieron a parodiar a la magnífica "300" de Zack Snyder con su patética "Casi 300", un bodrio que ya dejaba a las claras que su talento para hacer reir en base a la explotación contínua de lo escatológico, daba más asco que gracia y que se encontraban además muy lejos del talento real de en quienes cláramente se han inspirado casi todos los directores que se han atrevido a hacer parodias de otros géneros fílmicos; Jim Abrahamas y los hermanos Zucker, creadores de las inimitables "Y donde está el piloto?" (Airplane, 1980) y "La pistola desnuda" (The naked gun, 1989).
Pero "Disaster Movie" supera por mucho el nivel de patetismo de "Casi 300". No es solo que su humor fallido sea exageradamente localista y plagado de toques escatológicos que no tienen la más mínima gracia, si no que en su sumatoria de gags sin sentido, el género al que menos parodia es al cual alude su título. Por que si no ¿que tienen que hacer al menos una cincuentena de sketchs sobre "Juno", "Kung Fu Panda", "Hanna Montana", "High School Musical", "Indiana Jones", "Batman", "Ironman" o "Hulk" en una película que, se supone, debe ser una broma sobre el cine de catástrofes? La respuesta es NADA.
Ya ni hablemos del guión, absolutamente inexistente, ni de las actuaciones, a cual de todas peor. Y un apartado especial para una decadente Carmen Electra, que consciente hace tiempo de sus nulas dotes actorales inversamente proporcionales a su belleza física, elige meterse en cualquier subproducto de cuarta como este por un puñado de billetes.
En fin, nada más que decir, salvo un consejo; evádanla todo lo que puedan.
Puntaje: 1/10
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