"La caja mortal" tiene su origen en el cuento corto "Button, button" que el magistral Richard Matheson, autor de "Soy leyenda", escribió en los años sesenta y que apareció publicado por primera vez en 1970 en la revista Playboy y luego en cantidad de recopilaciones de relatos cortos de ciencia ficción.
El director Richard Kelly intentó durante varios años llevar el mismo cuento al formato de largometraje, una labor bastante ardua si tenemos en cuenta que el mismo material literario había sido convertido en 1986 en un episodio televisivo para la nueva versión de "La Dimensión Desconocida" y que sus escasos veinte minutos de duración sobraban para desarrollar la historia, los personajes y la moraleja final del relato.
La primera media hora de "La caja mortal" se desarrolla de forma bastante similar a aquel capítulo televisivo; el planteamiento de las dudas y los miedos de la pareja protagónica ante la disyuntiva de aceptar o no pulsar el botón de esa caja con el premio de una sustanciosa recompensa económica por hacerlo, pero al precio de quitarle la vida a alguien en algún lugar del mundo.
Al igual que en el cuento, todas las valoraciones morales surgidas de esta situación resultan ser lo más interesante de la historia, pero Kelly se arriesga a ir mucho más allá proponiendo indagar en los orígenes de la misteriosa caja y del no menos misterioso hombre que la ofrece.El problema es que la revelación del misterio no resulta tan interesante como el misterio en sí y pasada esa primera etapa introductoria, el guión -adaptado por el mismo Kelly- se aventura a plantear cantidad de premisas y explicaciones, algunas de ellas realmente traídas de los pelos, que van desde la existencia de vida en Marte, pasando por puertas interdimensionales y conspiraciones gubernamentales, a planes de seres "superiores" interesados en poner a prueba a la especie humana por motivos nunca demasiado claros.
El resultado es un pastiche de ideas no muy buenas, que entrelazadas en una historia que se dispara en cantidad de direcciones empieza por aturdir al espectador y luego por aburrirlo.
Al igual que sucedía con aquel viejo episodio televisivo, el final del film es completamente distinto al del cuento original, pero mientras que en aquel el final resultaba, si bien no del todo redondo sí aceptable y satisfactorio, en "La caja mortal" resulta absolutamente todo lo contrario.
Da toda la impresión que Kelly no supo demasiado bien que hacer con el material original y ante la carencia de ideas optó por introducir muchos elementos de su propio interés, algunos de corte absolutamente transcendentalista muy semejantes a los que le vimos en su elogiada ópera prima "Donnie Darko" (2001) relacionados a la existencia de un destino y a nuestra capacidad de cambiarlo en base a nuestras acciones.
Si bien es cierto que el material de base no daba para un film de casi dos horas, es una pena que toda una historia que hasta los primeros 45 minutos se hacía medianamente interesante, se desbarranque hacia algo con tan poca fuerza y tan mal pergeniado dejando como lo más valioso del conjunto la buena ambientación en los años 70 y un par de actuaciones regularmente decentes, en especial la de un siempre prolijo Frank Langella, que transmite con su sola presencia una sensación perturbadora que debió ser mejor aprovechada por el relato. En cuanto a Cameron Díaz, bueno... es encomiable su actitud de querer cambiar los registros de su carrera tan marcados por la comedia y el romance hacia terrenos más dramáticos, pero debería empezar a cuidar en que papeles se mete. No es que esté mal, pero deja la sensación de no ser la mejor elección para el personaje que le tocó interpretar y que su nombre en el protagónico no parece tener otra función que la de vender mejor la película.
En suma, el resultado final de "La caja mortal" es el de un producto tremendamente pretensioso, que promete mucho más en su media hora inicial de lo que termina dando y que exige de los espectadores un nivel de compenetración y aceptación de sus planteos, muchos de ellos tan forzados como poco creíbles, que difícilmente la mayoría esté dispuesto a aceptar.Puntaje: 4/10