Viaje a las estrellas: La película (1979) – Robert Wise
La idea de los estudios Paramount de competir en el rubro de la ciencia ficción con el arrollador éxito de “Star Wars” de la Fox, dio como resultado la resurrección de la mítica serie original de los años 60 en forma de un largometraje que reuniría a todo el elenco original de la misma. Inicialmente, la idea era realizar una nueva serie televisiva llamada “Star Trek: Phase II”, pero el proyecto no prosperó por lo que todos los medios técnicos y artísticos que iban a estar destinados a ella terminaron utilizándose en el rodaje de la película. En ésta, la tripulación original –encabezada por el ahora almirante Kirk y el señor Spock- deben enfrentar una amenaza venida del espacio profundo; un gigantesco vehículo alienigena que se dirige a la Tierra destruyendo todo a su paso al cual la nave Enterprise debe interceptar para determinar sus reales intenciones.
Película bastante larga –su versión final editada en dvd supera ampliamente las dos horas- no logró colmar las expectativas ni de los fans ni del público en general que la consideraron demasiado fría y carente del humor y calidez que sus protagonistas centrales transmitían en la serie original. El veterano director Robert Wise –que admitió en su momento no conocer demasiado el universo de la serie, cosa que se notó bastante- deja la sensación que se limitó a cobrar su cheque y poco más. El ritmo narrativo resulta demasiado lento, prácticamente no hay secuencias de acción –salvo una batalla espacial al comienzo- y todo el asunto queda relegado a una cantidad enorme de diálogos y discusiones entre sus protagonistas además de a un muestrario de estupendos efectos especiales que hicieron que el film estuviera nominado al Oscar por ese rubro. Junto a esto último habría que destacar también la maravillosa música compuesta por el maestro Jerry Goldsmith, una joya del soundtrack que se convertiría con el correr de los años en marca característica del universo trek.
En resumidas cuentas, el film de Wise termina siendo un producto aceptable solo en términos de contenido pero no de forma.
La idea de los estudios Paramount de competir en el rubro de la ciencia ficción con el arrollador éxito de “Star Wars” de la Fox, dio como resultado la resurrección de la mítica serie original de los años 60 en forma de un largometraje que reuniría a todo el elenco original de la misma. Inicialmente, la idea era realizar una nueva serie televisiva llamada “Star Trek: Phase II”, pero el proyecto no prosperó por lo que todos los medios técnicos y artísticos que iban a estar destinados a ella terminaron utilizándose en el rodaje de la película. En ésta, la tripulación original –encabezada por el ahora almirante Kirk y el señor Spock- deben enfrentar una amenaza venida del espacio profundo; un gigantesco vehículo alienigena que se dirige a la Tierra destruyendo todo a su paso al cual la nave Enterprise debe interceptar para determinar sus reales intenciones.
Película bastante larga –su versión final editada en dvd supera ampliamente las dos horas- no logró colmar las expectativas ni de los fans ni del público en general que la consideraron demasiado fría y carente del humor y calidez que sus protagonistas centrales transmitían en la serie original. El veterano director Robert Wise –que admitió en su momento no conocer demasiado el universo de la serie, cosa que se notó bastante- deja la sensación que se limitó a cobrar su cheque y poco más. El ritmo narrativo resulta demasiado lento, prácticamente no hay secuencias de acción –salvo una batalla espacial al comienzo- y todo el asunto queda relegado a una cantidad enorme de diálogos y discusiones entre sus protagonistas además de a un muestrario de estupendos efectos especiales que hicieron que el film estuviera nominado al Oscar por ese rubro. Junto a esto último habría que destacar también la maravillosa música compuesta por el maestro Jerry Goldsmith, una joya del soundtrack que se convertiría con el correr de los años en marca característica del universo trek.
En resumidas cuentas, el film de Wise termina siendo un producto aceptable solo en términos de contenido pero no de forma.
Viaje a las estrellas 2: La ira de Khan (1982) – Nicholas Meyer
Los malos resultados en taquilla de la primera entrega hicieron que los productores cambiaran totalmente el diseño de producción en esta continuación, que además parte de un punto cero ignorando todo lo visto en la película anterior. Los cambios surtieron efecto y el público recibió con beneplácito esta segunda parte que, además, tiene la rara distinción de ser la primera continuación directa de un episodio de serie televisiva en cine. El malvado Khan del título –interpretado por Ricardo Montalbán- era un villano de la serie original que en este film regresa para vengarse del almirante James T. Kirk, motivo por el que ataca al Enterprise y roba un poderoso dispositivo llamado “Génesis” que tiene tanto el poder de generar vida donde no la hay como de destruirla completamente. El novel director Nicholas Meyer logra que el relato no se descanse tanto en los efectos especiales –que no son tan buenos como los de la primera parte- ni se toma demasiado tiempo en presentar a sus protagonistas, que aquí recuperan toda la gracia y efectividad de la serie original merced a unos diálogos ágiles y bien llevados que dejan en claro rápidamente las motivaciones de los mismos. Las escenas de acción llegan en los momentos justos y son realmente estupendas.
Especialmente tocante para el fandom trekker la secuencia de la muerte del señor Spock, que generó todo tipo de discusiones y rumores en su época sobre si habría o no una secuela.
En resumen; una continuación más que aceptable, superior con creces a su antecesora.
Viaje a las estrellas 3: En busca de Spock (1984) – Leonard Nimoy
Continuación directa del film anterior, comienza con el regreso del malogrado Enterprise a la Tierra y con la tristeza en su tripulación por la muerte de Spock. Pronto se descubre que el oficial vulcano no ha muerto del todo –como era esperable- por lo que Kirk y su gente deciden robar el Enterprise para volver al planeta Génesis, lugar donde reposa el cuerpo de su compañero. La cuestión se complica cuando al llegar descubren que los malvados klingons –enemigos clásicos de la serie original- se han adueñado del planeta y han tomado prisionero entre otros al mismísimo hijo del almirante Kirk.
El regreso a la vida de Spock no tiene demasiado asidero lógico. Solo las particularidades de la raza vulcana -tantas veces explicitadas en la serie- pueden hacer medianamente creíble el trasfondo metafísico de su resurrección, pero aún así resulta el punto más endeble del guión. Al menos, esta tercera entrega ofrece dosis de acción y suspenso similares a los de la segunda parte. El actor Leonard Nimoy se reparte un poco entre su señor Spock y la batuta directriz del relato haciendo un trabajo llevadero, quizás no tan bueno como el de Nicholas Meyer en el film anterior, pero decididamente aceptable.
Algunas secuencias para el recuerdo; la autodestrucción del Enterprise –la mejor que he visto en un film de género hasta ahora- y la muerte del hijo de Kirk a manos de los klingon.
En definitiva, una tercera parte disfrutable y que hacía pensar en una prometedora cuarta entrega.
Continuación directa del film anterior, comienza con el regreso del malogrado Enterprise a la Tierra y con la tristeza en su tripulación por la muerte de Spock. Pronto se descubre que el oficial vulcano no ha muerto del todo –como era esperable- por lo que Kirk y su gente deciden robar el Enterprise para volver al planeta Génesis, lugar donde reposa el cuerpo de su compañero. La cuestión se complica cuando al llegar descubren que los malvados klingons –enemigos clásicos de la serie original- se han adueñado del planeta y han tomado prisionero entre otros al mismísimo hijo del almirante Kirk.
El regreso a la vida de Spock no tiene demasiado asidero lógico. Solo las particularidades de la raza vulcana -tantas veces explicitadas en la serie- pueden hacer medianamente creíble el trasfondo metafísico de su resurrección, pero aún así resulta el punto más endeble del guión. Al menos, esta tercera entrega ofrece dosis de acción y suspenso similares a los de la segunda parte. El actor Leonard Nimoy se reparte un poco entre su señor Spock y la batuta directriz del relato haciendo un trabajo llevadero, quizás no tan bueno como el de Nicholas Meyer en el film anterior, pero decididamente aceptable.
Algunas secuencias para el recuerdo; la autodestrucción del Enterprise –la mejor que he visto en un film de género hasta ahora- y la muerte del hijo de Kirk a manos de los klingon.
En definitiva, una tercera parte disfrutable y que hacía pensar en una prometedora cuarta entrega.
Viaje a las estrellas 4: Misión salvar la Tierra (1986) – Leonard Nimoy
La destrucción de la nave Enterprise así como las muertes de Spock y del hijo de Kirk volvieron al universo trek demasiado oscuro. Es así que esta cuarta película se planteó con un tono de comedia más pronunciado que en cualquiera de las restantes de la saga.
Fiel al espíritu de la serie televisiva, pretendía ser un reflejo de los tiempos que corrían en ese momento, por lo que la ecología y los peligros de la extinción de las especies son la base temática de esta entrega.
Una amenaza venida del espacio obliga al almirante James T. Kirk y a su tripulación a viajar al siglo 20 para capturar ballenas yubarta, animales extintos en el siglo 23 y la única especie que puede contactarse con la entidad alienígena que amenaza con destruir la Tierra.
El guión, aunque encomiablemente ecologista, no deja de ser un poco traído de los pelos y centra casi todo su potencial en el factor humorístico de ver a un grupo de personajes venidos del futuro enfrentarse a las costumbres del año 1986.
Nimoy volvió a la dirección en esta secuela y no hace un trabajo mejor que en la anterior, pero tampoco peor.
Efectos especiales regularitos, alguna que otra incoherencia argumental sobre la lógica de viajar por el tiempo y algunos gags cómicos hechos a la medida del dúo Shatner-Nimoy dan por resultado un film que, aunque efectivo, resulta inferior en calidad general a los dos anteriores.
Viaje a las estrellas 5: La frontera final (1989) – William Shatner
Posiblemente el ver a su compañero de reparto tomar la dirección de los dos capítulos anteriores impulsó a William Shatner a querer hacer lo mismo con esta quinta parte. Sería fácil echarle la culpa de los pésimos resultados de crítica y público de ésta secuela a su labor como director, pero también sería injusto.
La idea base -la nave Enterprise tomada por asalto por un líder vulcano renegado para ir a buscar el planeta donde “vive” Dios- resultaba, a priori, tan ambiciosa como prometedora. Lamentablemente su ejecución dio por el piso con cualquier expectativa.
“La frontera final” es, siendo amables, el más flojo de todos los filmes de “Star Trek”. Entre sus defectos más notorios se destacan la paupérrima calidad de sus efectos especiales –los peores de toda la saga-, algunas de las peores secuencias humorísticas ideadas, sospecho, por el mismo Shatner y que convierten a algunos personajes en verdaderos bufones –Scotty parece un idiota y el desnudo de Uhura, que contaba con casi 60 pirulos en esa época, luce descolocado y sin sentido- y un final tan apresurado como poco convincente.
Lo más positivo; la banda sonora a cargo nuevamente de Jerry Goldsmith, que hizo un trabajo veinte veces mejor que la película a la cual fue destinado.
Viaje a las estrellas 6: Aquel país desconocido (1991) – Nicholas Meyer
El estrepitoso fracaso de la anterior entrega puso en duda la posibilidad de que se rodara una nueva secuela. Sin embargo, y de forma bastante sorpresiva, la Paramount decidió apostar por producir una sexta película de la saga. Planteada como una gran despedida, “Aquel país desconocido” vuelve a responder a la costumbre de la vieja serie televisiva de reflejar su época. Es así que la trama plantea la caída del Imperio Klingon y el fin del conflicto con la Federación como una analogía nada solapada a la caída del comunismo a fines de los años 80. La nave espacial Enterprise inicia así su último viaje con la misión de escoltar al embajador klingon a la Tierra para firmar el tratado de paz. Sin embargo, el embajador es asesinado y Kirk es el principal sospechoso por lo que es tomado prisionero, cosa que puede significar el comienzo de una guerra de dimensiones galácticas.
Nicholas Meyer fue el elegido para dirigir esta nueva entrega, y al igual que hizo con “La ira de Khan”, su trabajo fue estupendo. El film resulta una notable combinación de cine de suspenso, acción y ciencia ficción por partes iguales, una auténtica sorpresa –y todo un alivio- después de los magrísimos resultados de la pésima “La frontera final”.
Notables efectos especiales y estupendas secuencias –con destaque, la mejor escena de acción en gravedad cero que recuerde y una fantástica batalla final entre el Enterprise y una nave klingon- así como una trama que progresa sin demasiadas dilaciones, que no aburre y que al terminar deja al espectador con ganas de ver más.
Un film que funciona maravillosamente como broche de oro. Una despedida emotiva y triunfal de todo el elenco original que jamás volvería a reunirse para un producto de la franquicia.
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