Recuerdo haber visto por primera vez "Furia de Titanes" de niño en una de esas matinees en las que podías ver tres películas seguidas por poco dinero a comienzos de los 80. No voy a hacerme el nostálgico diciendo que fue una película que me marcó a fuego o que la recuerdo con cierto cariño porque sería una mentira. Muy por el contrario. La he visto al menos tres o cuatro veces en los últimos 20 años y cada vez que lo hice mi sensación final era como la de la primera vez; de poco convencimiento.
Sucede que "Furia de Titanes" ya era un film anticuado en muchos aspectos al momento de su estreno, razón entre otras que motivó su estrepitoso fracaso en taquillas. Por ese entonces millones de espectadores aún estábamos fascinados con el despliegue visual de la saga "Star Wars" de George Lucas que supuso toda una innovación desde lo técnico y el modelo a seguir por el cine fantástico futuro. Todo por debajo de su nivel técnico ya comenzaba a ser obsoleto. Y "Furia de Titanes" no fue la excepción sino mas bien la confirmación del final de un época y del comienzo de otra.
Sus efectos especiales estuvieron a cargo de Ray Harryhausen, un veterano especialista en la técnica de animación de miniaturas conocida como stop-motion, un artesano que tenía en su haber un largo historial de películas de corte similar algunas de ellas verdaderos clásicos de la aventura como "Jason y los argonautas" (1963), probablemente la mejor de su carrera, y "El viaje dorado de Simbad" (1974) entre tantas otras. Pero para fines de los años setenta los efectos especiales como el stop-motion ya comenzaban a verse algo defasados.
Sin embargo, tanto Harryhausen como el guionista Beverly Cross y el director Desmond Davis, creyeron que sus técnicas de miniaturas y maquetas podían competir con los incipientes pero cada vez más avanzados efectos digitales y las técnicas animatronics que películas como "El imperio contraataca" o "Viaje a las estrellas" estaban imponiendo como el nuevo estándar.
Sería injusto decir que Harryhausen fue el principal culpable, pero ciertamente, le faltó demasiado pulido a sus secuencias de efectos especiales. La interacción de criaturas fantásticas en miniatura con personajes y escenas reales cantan demasiado a lo largo de todo el metraje; diferencias contínuas de iluminación, de tamaños y de sombras terminan por hacer que hasta el espectador menos ducho se de cuenta que hay demasiada pobreza en el acabado de sus efectos. Posiblemente ello se deba a que buena parte del presupuesto del film se volcó en contratar a las luminarias de su reparto, empezando por un actorazo como Laurence Olivier, que aún aquejado de la enfermedad que lo terminaría matando, igualmente compuso un estupendo dios Zeus. Junto a él también aparecen un impecable Burgess Meredith y una legendaria Ursula Andress, que aún conservaba algo de la belleza de su época de chica Bond aunque su participación se reduce a decir veinte palabras en toda la película. Es una pena que ese cuidado en la elección de secundarios no haya estado en la de su protagonista, Harry Hamlin en el papel del valeroso Perseo, un actor apático y poco expresivo con el que es casi imposible identificarse debido a su lejanía con el personaje.
Por otro lado, el guión escrito por Beverly Cross tampoco ayudó mucho. Cross era un apasionado de la mitología griega que había intentando durante años llevar el mito griego de Perseo a la pantalla. "Furia de Titanes" fue su oportunidad de hacerlo, pero la verdad es que fue una oportunidad desperdiciada. Su historia está repleta de tiempos muertos y de secuencias que parecen fabricadas solo para meter algún efecto especial cuando se puede. Así, hay momentos realmente chatos -las largas chácharas de los dioses encabezados por Zeus y casi toda la hora inicial de película- con otros de estupenda tensión que debieron ser el patrón a seguir -la entrada en la guarida de Medusa, de lo mejor de toda la película- y algunas secuencias de acción de puro relleno -la pelea contra los escorpiones gigantes, pésimamente fotografiada y demasiado larga-.
Para peor, la dirección del televisivo Desmond Davis es tan impersonal como irregular, al punto que hay momentos en que parece estar dirigiendo un episodio de alguna serie televisiva o algo por el estilo. Sencillamente no era el indicado para un film de características épicas como este.
"Furia de Titanes" queda entonces relegado a ser un producto mas apto para los fanáticos de Harryhausen y para los nostálgicos mas acérrimos a su trabajo que para cualquier otro. De haberse filmado diez años antes quizás hubiese tenido una mejor acojida en su momento y un mejor recuerdo hoy. Lamentablemente, ya era demasiado antigua al momento de su concepción.
Puntaje: 4/10
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