Steven Spielberg ha sido desde siempre un director mas habituado al éxito que al fracaso. Es esa regularidad en el éxito la causa de que sus más grandes fracasos cinematográficos hayan pasado habitualmente desapercibidos y que films como "1941", "El color púrpura" o "Por siempre" -título que motiva esta crítica- no suelan ser muy ubicables por el público medio como parte de su filmografía, o por lo menos no tanto como “Tiburón” o “E.T.” .
El fracaso de "Por siempre" es quizás el más llamativo en la carrera del Spielberg. Se trata de una comedia romántica de ribetes sobrenaturales en la que un piloto de aviones apaga-incendios de nombre Pete Sandich (Richard Dreyfuss) muere durante una misión, tras lo cual su espíritu regresa a la tierra para consolar a Dorinda, su novia (Holly Hunter) y al mismo tiempo tratar de evitar que su amada caiga en los brazos de Ted (Brad Johnson) otro piloto que siempre la ha pretendido y que ve en el fallecimiento de su compañero la oportunidad para acercarse a su corazón.
El guión está basado en "A guy named Joe", un film de 1943 dirigido por Víctor Fleming ambientado en la Segunda Guerra en el que Spencer Tracy interpretaba a un piloto de guerra derribado que volvía del más allá para ayudar a sus camaradas de combate. La variante más notoria de la versión de Spielberg, además de salirse del ambiente bélico, es la sustitución del sentido de camaradería por el sentimentalismo romántico, el cual prima a lo largo de todo el metraje.
Pero el intento de Spielberg por asomarse a la comedia y al romance -géneros que no le han sido muy favorables a lo largo de su carrera- se queda en el debe. La mezcla que presenta en "Por siempre" no llega a cuajar del todo bien más que nada porque la forma de plantear cada elemento (comedia-romance-misticismo) es bastante irregular. Tenemos una primera hora de película dedicada enteramente a plantear la situación de sus protagonistas -la relación de Pete con Dorinda, los sentimientos ocultos de Ted- más la inclusión de algunos ribetes cómicos -casi todos de la mano de un John Goodman estupendo pero desperdiciado- y una segunda hora donde prima lo sobrenatural -la muerte de Pete y su encuentro con un ángel interpretado por Audrey Hepburn (en una de sus últimas actuaciones) y su regreso a la tierra en forma espíritu con la facultad de "inspirar" en los vivos diálogos y comportamientos-. Lo curioso es que aunque lo sobrenatural es un elemento con el que Spielberg suele revolverse bastante bien, aquí no le funcionó.El tema del espíritu que se queda en la tierra para ayudar a sus seres queridos tenía su gracia y era aceptable para la ingenuidad del público de hace 50 años. Pero visto hoy –o en los 90- a través del prisma por el que lo ve Spielberg, luce no solo ingenuo si no también anticuado.
Cierto es que "Ghost: La sombra del amor" (1990) un film exitoso y bien recibido por el público en esa misma época, utilizaba un recurso similar. La diferencia estriba en que el planteamiento de "Ghost" era tratado como un todo bastante más serio, con muchas innovaciones con respecto a otras producciones similares y estaba inserto en un contexto dramático razonablemente aceptable que le daba un sentido de elipsis al conjunto. En "Por siempre", Spielberg prefiere mantenerse en lo clásico, sin demasiado retoque ni actualización y, cuando le conviene, no se toma demasiado en serio el recurso del regreso de la muerte de su protagonista pero sí y mucho su capacidad para alterar la vida de las personas inspirándoles pensamientos e ideas para que actúen según su conveniencia, lo que hace que el film cambie de registro de manera casi constante rebajando gradual pero rápidamente la credibilidad de todo el conjunto que termina luciendo extremadamente dilatado y artificioso.
Tampoco ayuda mucho la forma en la que está planteada la historia romántica en sí que se ciñe demasiado a los lineamientos del cine de género más almibarado, recurriendo a cada rato a las frases de fórmula y a los diálogos superfluos.
Lo mejor del film se concentra en sus pocos segmentos de espectacularidad -la secuencia del vuelo a la muerte de Dreyfuss es realmente estupenda- algo en lo que Spielberg ya ha demostrado tener un timing mucho mejor que para la comedia o el romance.
En resumen, "Por siempre" es una película fallida tanto por la pretensiosidad de su director, que parece no darse cuenta aún de sus obvias limitaciones para dirigir algunos géneros, como por las numerosas flojeras de un guión bastante caduco.
Se deja ver pero no es de esas películas que uno tenga ganas de revisionar simplemente porque cuando termina deja la sensación de que con una vez basta.
Puntaje: 3/10
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