domingo, 25 de julio de 2010

"Blood: El último vampiro" (Blood: The last vampire, 2009) de Chris Nahon


En el año 2000, el mundillo del cine de animación se veía revolucionado por la aparición de un cortometraje de terror que formaba parte de una historia de características multimediales dividida y narrada en tres formatos; un videojuego, una novela gráfica japonesa o manga y la película animada en cuestión. "Blood: The last vampire" presentaba a Saya, una chica mitad humana, mitad vampiro que trabaja para una organización del gobierno encargada de buscar y destruir a los miembros de una monstruosa raza de vampiros capaces de disfrazarse de humanos para así alimentarse de ellos. Infiltrada en una base norteamericana en Japón, Saya debe destruir a varias criaturas que alli se han escondido. El film resultó una autentica revelación desde el punto de vista técnico, tanto por mezclar impecablemente la animación tradicional con la computarizada, como por un uso estilizado de la violencia al servicio de una historia bastante climática aunque tambien inconclusa y abrupta por ser lo que originalmente es; un capítulo breve que formaba parte de una historia mayor.

Es así que en el 2009 el director francés Chris Nahon, basándose en el animé del 2000, realizó una remake con actores reales narrando la misma historia pero ampliada. Su versión de "Blood: El último vampiro" intenta ser más explicativa en cuanto a los orígenes de Saya -interpretada por la bellísima actriz coreana Gianna Yun-, de la organización para la que trabaja -que aqui ya no es gubernamental sino privada- y al mismo tiempo introduce a un nuevo villano llamado Onigen, supuesto lider de toda la raza de vampiros.

Si bien es cierto que el anime como material de base no daba para mucho desde su historia -no olvidar que formaba parte de una historia mas grande- lo cierto es que esta adaptación deja sabor a poco en casi todos sus aspectos; desde sus secuencias de acción y peleas, que aunque bien coreografiadas son bastante inferiores en calidad y emoción a las de productos similares como "Blade: Cazador de vampiros" (1998) o "Kill Bill" (2004), a sus descuidados y chillones efectos infográficos -especial atención a los borbotones de sangre digital que saltan con cada corte de espada y que lucen espectacularmente falsos o las transformaciones de los vampiros y su diseño que parecen sacados de una mala película de terror de hace 15 o mas años atrás-.
Tampoco ayudan demasiado las nuevas lineas argumentales que intentan explicar cosas que el animé original dejó en el tintero, como el origen de Saya o su relación con el villano Onigen, una vuelta de tuerca que se va haciendo demasiado obvia durante la narración y por ende poco efectiva.
"Blood: El último vampiro" resulta ser una remake floja, que promete mucho en sus primeros minutos pero que se va desinflando de a poco hasta el punto de la chatura total obligando a uno a preguntarse a donde fueron a parar los supuestos 35 millones de dólares que costó su producción.

Solo destaca por la sanguinolencia de sus batallas y alguna que otra secuencia de acción como aquella del camión sobre el precipicio -la mejor de todo el film- y el flashback onírico del anciano combatiendo a una suerte de vampiros-ninjas, que demuestran que Nahon como director pudo y debió haber hecho algo mucho mejor que lo que terminó ofreciendo.
Así como quedó no pasa de ser un entretenimiento que funciona solo de a ratos y bastante menos que pasatista.
Puntaje: 4/10

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