"Machete" es la expansión de la idea base planteda en el falso trailer que acompañaba al dueto de películas que conformaban "Grindhouse", aquel fracaso fílmico en clave de homenaje al cine explotation de los años 70 pergeniado por Quentin Tarantino y Robert Rodriguez en el 2007. Es en realidad la concreción de una vieja idea de Rodriguez como guionista; la creación de un héroe netamente mexicano que funcionara como un vengador ante la discriminación y el brutal tratamiento que sufren miles de sus compatriotas en la frontera que divide a su país de los Estados Unidos.
No debe ser coincidencia que Rodriguez haya decidido filmar esta película en momentos donde la cuestión del flujo de inmigrantes ilegales desde México es un tema candente debido al creciente apoyo que está recibiendo en territorio yanki la descabellada idea de construir un muro que separe ambos paises. Hay una buena cantidad de segmentos que funcionan como una crítica bastante directa a toda la política migratoria estadounidense a lo largo de la trama, la mayoría plasmadas mediante absurdos -los spots publicitarios para la re-elección del senador xenófobo que interpreta De Niro son un buen ejemplo- usando un tono paródico que aunque habitualmente le funciona, no quita que de a ratos pueda resultar exageradamente rebuscado, más aún cuando las humoradas van precedidas de momentos de extrema seriedad.
No es algo raro en Rodriguez, un tipo que nunca ha sido demasiado comedido al intercalar sus imaginativos excesos argumentales con su sentido crítico. Quienes hemos visto todo lo que ha filmado desde sus orígenes a comienzos de la década de 1990 hasta la fecha, sabemos que es un director tendiente a las exageraciones tanto en lo visual como en lo argumental. Ha sido desde siempre su marca de fábrica y ciertamente no creo que le interese demasiado equilibrar de forma equitativa ambas cosas. "Machete" no es la excepción.
Está repleta de secuencias de acción de principio a fin, la mayoría de ellas tan sangrientas y exageradas que bordean lo disparatado -la del héroe escapando por una ventana colgado de los intestinos de un rival es un ejemplo-. Pero como en casi todas las películas de Rodriguez, es su calidad para filmar la acción más descerebrada y hacerla verosímil dentro de su propio contexto la forma en la que disimula las carencias de sus guiones que suelen ser bastante lineales y repletos de elementos y situaciones que no tienen demasiada lógica.
Como también suele ser costumbre en sus últimas películas, Rodriguez vuelve a reunir a un elenco multiestelar con el que parece apostar a la curiosidad del público por ver a determinados actores conocidos en papeles en los que es poco habitual verlos. Así tenemos a un Robert De Niro como villano interpretando a un senador corrupto y racista, a Steven Seagal -cada vez más obeso y mucho menos ágil- muy lejos de sus cansinos papeles de héroe interpretando a un capo mexicano del narcotráfico y hablando un castellano espantoso y a un Don Johnson resucitado y sorprendentemente bien conservado a pesar de los años, utilizando anteojos de sol hasta en las secuencias nocturnas. También aparecen por ahí la polémica Lindsay Lohan con unos desnudos de dudosa autoría -no se ve casi nunca su rostro en esas secuencias- y una preciosa Jessica Alba en un rutinario y poco creíble papel de agente de migraciones.
Pero el punto más llamativo del reparto es sin dudas el protagónico de Danny Trejo, un actor habitualmente segundón y poco agraciado físicamente, muy acostumbrado a los papeles de villano y matón latino a quien le toca ser el héroe que le da nombre al film. No es un tipo demasiado expresivo al momento de los diálogos, motivo por el que seguramente tiene muy pocos, pero en el momento de la acción es absolutamente efectivo a pesar de sus 66 años de edad y unos cuantos quilitos extras. No hay dudas que era la elección correcta para ese papel.
Aunque su mezcla de denuncia sociopolítica en clave cómica con secuencias de acción repletas de sangre y tiros pueda resultar de a ratos un poco bizarra, "Machete" es sumamente entretenida. Sus defectos de continuidad y su falta de lógica al mezclar ideas son parte vital de su propuesta. Si nos ponemos a comparar, es muchísimo mejor que bodrios del mismo director como "Érase una vez en México" (Once upon a time in Mexico, 2003) donde Rodriguez pretendió en forma fallida y artificiosa reactivar la química entre Salma Hayek y Antonio Banderas que tan buenos réditos le había dado en 1996 en "Desperado" y ni que decir que mucho más divertida que la mayoría de las películas de acción que se han estrenado este año.
Puntaje: 7/10
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