El éxito del juego y sus secuelas posteriores, llamaron la atención de los productores de Hollywood que, como siempre, intentando aprovecharse de ese mismo éxito iniciaron tratativas para trasladarlo a la pantalla grande. Vistos los resultados y después de tantos años de demora, la verdad es que se podrían haber guardado las tratativas y el dinero que invirtieron en ella, porque esta versión fílmica de "Max Payne" dudo que responda a los ruegos de nadie que la estuviese esperando.
Si bien es cierto que el argumento del videogame no resultaba para nada original -una historia típica y tópica de venganza- no es menos cierto que el de la película se las apañó para empeorarlo bastante. Para empezar y como dije antes, el juego era básicamente un producto de acción, pero por algún motivo el director John Moore y su guionista, Beau Thorne, optaron por convertir la primera hora de película casi completa en una aburrida cinta de investigación policial en la que Mark Wahlberg -muy poco creíble interpretando a Payne; no fue desacertada su nominación a los Razzie de este año- nos expone todo su repertorio de caras de tipo malo y vengativo mientras recorre todos los tugurios mafiosos de Nueva York buscando pistas.
En su periplo, nos presenta una cantidad de personajes, la mayoría de ellos inexistentes en el videojuego, de los cuales la mitad no tienen trascendencia alguna en la trama. Cabe mencionar, eso si, la enorme galería de intérpretes conocidos -la mayoría de ellos salidos del ambiente televisivo- que bordan con mayor o menor gracia sus papeles, pero, como en el caso de la hermosa Olga Kurylenko o el veterano Beau Bridges, resultan ciertamente desperdiciados.
Para colmo, cuando llega la hora de la acción y los tiroteos, nos encontramos con algo totalmente rutinario, plagado de ralentis y efectos "time bullets" -la famosa "bala en cámara lenta"- un efecto heredado del propio videojuego, que hoy por hoy y tras verlo en cantidad de películas de John Woo y en la saga "Matrix" no causa sorpresa alguna y cuyo uso casi constante termina causando hastío.
El desenlace del film, si bien es similar al del videojuego, es incomprensiblemente bastante menos espectacular y no termina de convencer del todo.
No me explico por qué motivo no se mantuvo la estructura original del guión del juego que, vuelvo a decirlo, no era nada del otro mundo, pero sin dudas que en una traslación directa al cine tendría mucho más sentido como entretenimiento que lo que Moore y Thorne terminaron plasmando.
Como quiera que sea y si no se exige demasiado, es posible que esta adaptación al fílmico de "Max Payne" resulte del agrado de cierto público, aunque decididamente, no creo que sea el mayoritario y mucho menos el que disfrutó al máximo jugando el videojuego.
Puntaje: 4/10
Sin saber nada del videojuego, se tolera bien y entretiene. A mí me alcanza
ResponderEliminarUn producto efectista, que brinda justo lo que propone: acción bien al estilo videojuego, un argumento mínimo sobre venganzas que se deben cumplir a contracorriente, una atractivo estilo visual, oscuros escenarios y un toque de efectos especiales.
No la analizo como adaptación de videojuego, pues no conozco el mismo, por ende ni me siento defraudado ni tampoco es una alternativa que emocione más de lo que lo hace una cinta de acción.
Cumple como entretenimiento, tiene una aceptable interpretación de Mark Wahlberg, no emociona en forma desmedida pero tampoco aburre ni resulta ridícula.
Obviamente que a lo que últimamente estamos acostumbrados a ver dentro del género acción-fantástico, puede que tenga gusto a poco porque no es tan grandilocuente desde la pirotecnia ni tiene grandes complejidades ni profundidad en su argumento. Pero a mí estos productos que resultan ser lo que uno espera sin grandes pretensiones, que tienen bastante intensidad en sus escenas, que no son para nada complicados ni enrevesados en su argumentación y que tiene todo un entorno visual atrayente donde se salpican algunos efectos por ordenador para darle realce estético... todo ello constituye un paquete que se digiere perfectamente sin caer pesado, pero tampoco sin tener grandes momentos como para no olvidarlos rápidamente.
En fin, un pasatiempo de hora y media efectista que cumple y que se olvida rápidamente, un producto que se consume, se disfruta medianamente y se desecha sin mayores problemas.
5/10