lunes, 16 de febrero de 2009

Crítica: "Milk" de Gus Van Sant

Gus Van Sant vuelve al ruedo de lo biográfico con la historia de Harvey Milk, homosexual declarado y precursor de la lucha por los derechos gays en los Estados Unidos durante la década del 70. En realidad, la película muestra solo sus últimos ocho años de vida -de 1970 a 1978- período que fue en el que realmente se abocó a la lucha de derechos civiles de las personas con su misma orientación sexual al comienzo y luego por el de todas las minorías, de San Francisco primero y del resto de su país después.

No es la primera vez que Van Sant aborda temas relacionados con la homosexualidad. Ya lo había hecho al comienzo de su carrera con "Mala Noche" (1985) y años después con "Mi mundo privado" (1991) aunque en ambos casos desde aspectos estrictamente ficcionales y obedeciendo a una tendencia contracultural típica en su filmografía anterior a su entrada a Hollywood.

En "Milk", Van Sant mezcla elementos documentales de la época como entrevistas televisivas y filmaciones en blanco y negro -especialmente punzantes las usadas en los títulos de apertura, mostrando a la policía entrando a la fuerza y a golpe de bastones a centros nocturnos "encubiertos" donde ciudadanos gays se reunían- con otros de ficción basados en las grabaciones de audio que el mismo Milk realizó en secreto y que dejó como legado en caso de que alguna de las muchísimas amenazas de muerte que recibía llegara a concretarse. De hecho, así comienza el film, con el protagonista narrando a una grabadora sus vivencias de los últimos años hasta ser elegido por votación popular, como el primer concejal de San Francisco abiertamente homosexual y cuya actitud por la causa hizo que miles de gays norteamericanos se decidieran a salir del closet revelando su verdadera orientación.

Muy bien filmada y ágilmente narrada, la gran fuerza de "Milk" se centra en el hecho de ser un producto de militancia abiertamente política así como también un testimonial con la forma del típico cine mainstream hollywoodense. Posiblemente se deban a ello las 8 nominaciones al Oscar que ha recibido y de las cuales creo que la de Sean Penn como mejor actor es la más merecida.
Otros miembros del reparto como Emile Hirsch -irreconocible por momentos a tal punto que parece mentira que hace tan solo un año protagonizara el "Meteoro" de los Wachowski-, James Franco o el mismísimo Josh Brolin -de gran parecido físico al verdadero Dan White, concejal opositor a Milk y a la postre, su asesino- ayudan con sus actuaciones a crear un film aún más sólido.
No faltará quien se moleste con la minuciosidad con que por momentos Van Sant plasma la condición sexual del protagonista, de su pareja o de quienes le rodean, pero nada de lo que muestra -ni como lo muestra- está más allá de lo que se puede ver en otros films de temática homosexual como "Brokeback Mountain" (2005) de Ang Lee o similares.

No puedo decir que se trate de la mejor película de Van Sant (creo que lo mejor del director anda entre "Todo por un sueño"(1996) y la polémica "Elefante" (2003)) ni tampoco la que más me haya emocionado de su obra, pero sin dudas es un producto absolutamente atendible y visionable, muy a tener en cuenta en estos tiempos que vivimos, donde los derechos civiles en muchas partes se han convertido solo en un vehículo de propaganda política de quienes gobiernan o son simplemente olvidados y hasta violados por quienes, se supone, deberían defenderlos.


Puntaje: 6/10

2 comentarios:

  1. 9 de Febrero de 2009

    Democracia sexual: el voto gay

    Una cinta que hace apología de la homosexualidad. Dicho así pareciera ser un filme provocador y tendencioso, pero no es éste el caso ya que la película busca la empatía del espectador y dejar claro mediante un caso verídico las dificultades que tienen las personas homosexuales para vivir en una sociedad criada mediante principios religiosos conservadores.

    Es muy difícil emitir un juicio de valor sobre la cinta sin tocar temas polémicos y herir las sensibilidades de algunos, ya que así como allá en San Francisco en la década de 1970 se generó tremenda batahola por las diferencias de opiniones en cuanto a los derechos civiles específicos de personas con determinada condición sexual, así el tema sigue igual de vigente hoy día.

    La película aborda temáticas muy complejas y discutibles tales como la discriminación por prejuicios sociales, el temor a la represión física y psicológica por el activismo político a favor de la igualdad de derechos, la represión policial como síntoma de la intolerancia y del fracaso del diálogo, las estrategias políticas de un grupo revolucionario de liberación sexual para cambiar la mentalidad conservadora reinante, las acaloradas discusiones sobre que la homosexualidad es la causa de la desintegración familiar y por ende de la descomposición moral de la sociedad misma, el idealismo a ultranza que procura la lucha por las creencias a pesar de las dificultades y de la intransigencia de algunos, la lucha sin cuartel de un grupo de luchadores y de gente que no quiso pasar la vida escondida en un armario y decidió enfrentarse contra el sistema impuesto, y la lucha interna de personas normales que creen ser anormales por ir en contra de los principios naturales en cuanto a su inclinación sexual.

    Una cinta polémica en su naturaleza, que nos trata de sumergir en el infierno de la discriminación y que tiene muy a favor a una de las mejores actuaciones que me tocara visionar de este año 2008 como es la del polifacético Sean Penn.
    Además la cinta se fortifica con una adecuadísima recreación de época gracias al vestuario y la composición estética de la moda de los setenta.

    En fin, una cinta que resulta interesante, de la que destaco como lo más positivo la actuación de Sean Penn y como lo más negativo el desaprovechamiento del gran potencial discursivo que había de trasfondo. Es decir, para ser una película flagrantemente polémica, noté falta de compromiso por parte del director para arriesgarse e implicarse más con ese personaje de Harvey Milk. Era sin dudas para sacarle más rédito de lo que en definitiva se hace.

    6 estrellas

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  2. Marcelo, muy completa tu reseña (mucho mejor que la mia en la que no me esmeré tanto jaja :) saludos

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