La película de David S. Goyer -director y guionista también de la tercera entrega de la saga "Blade" y director del remake norteamericano de "Invisible"- se centra en una joven llamada Casey, que tras ser acosada por siniestras visiones, descubre que es blanco de una entidad sobrenatural conocida como dibbuk, un espíritu al que le fue negado su ingreso al cielo y que para volver a la tierra necesita apoderarse de un cuerpo. Por razones no muy claras explicadas a lo largo del metraje, el tal dibbuk eligió el cuerpo de la protagonista, lo que la llevará a contactarse con un viejo rabino especialista en exorcismos para intentar expulsar definitivamente al siniestro ente sobrenatural de nuestro mundo.
El guión escrito por el mismo Goyer nos propone una mezcla de elementos de lo más variopintos; espíritus malignos, misticismo judío, experimentos nazis y un rejunte de otras ideas extraídas de al menos media docena de películas recientes de género que van desde "La llamada" hasta "El exorcismo de Emily Rose".
Cuesta entender que hace un actor de la categoría de Gary Oldman en medio de todo este embrollo, haciendo lo que puede por parecer idóneo en su papel de exorcista. Otro tanto se podría decir de la hermosa Carla Gugino, una actriz de enorme potencial, inolvidable por su desnudo en la excepcional "Sin City" de Robert Rodriguez, aquí totalmente desperdiciada y relegada a un papel terciario como madre de la protagonista, con apariciones fugaces que no pasan de ser casi cameos.
David S. Goyer por su parte, vuelve a demostrar que gustar del género fantástico y saber mucho del mismo no bastan para hacer una buena película. En "Blade: Trinity" se mostró como un hábil director de cine de acción, pero su historia, aunque entretenida, no pasaba de ser una repetición de ideas vistas en las dos películas anteriores de la saga. Tampoco fue muy buena su labor en "Invisible" (2007) donde intentando apartarse de la versión sueca en la que se basa, ideó un conjunto de leyes sobrenaturales propias que continuamente se hacían trampa a si mismas y que terminaban por convertir su remake en algo tan aburrido como fallido desde lo narrativo.
Y algo similar le ocurre con "La profecía del no nacido". Goyer demuestra tener buen dominio del manejo de cámaras a la hora de plasmar la estética terrorífica, pero su guión está tan minado de ideas tan vistas, de conceptos sobrenaturales tan repetitivos y pegados con moco, que sus cualidades como director son incapaces de cubrir sus carencias como guionista.
El resultado de su trabajo es un pastiche irregular, que intenta hacer creíble una trama bastante inconsistente cuyos elementos, además de ser demasiados, están atados con alambre relegando toda la funcionalidad de la misma a un puñado de sustos más efectistas que efectivos.
En definitiva, se trata de una película fallida y poco original, que podrá entretener o no dependiendo de la paciencia que el espectador tenga para aguantar ver docenas de ideas mal mezcladas y mil veces vistas en tantísimas películas de género.
Puntaje: 4/10
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